
Resumen
Un viaje que se comparte en soledad, a menudo en contradicción, a través de un formato que evoca el envío de cartas y una voz nómada que vive de camping en camping.
Relato
Me encanta mirar y recordar con las fotografías tu estancia por estas tierras, a veces ambas lejanas. Estos días me muevo por el Val d'Aran y los anuncios meteorológicos intuyen que aquí lloverá todo el día. Son las doce de la mañana y todavía no empezó. Luce un solazo como el que tú dejaste. De hecho estoy decidiendo si poner la lavadora al regresar al camping.
Leí el último libro que dejaste y recordé nuestras conversaciones. Me dejó con un sabor extraño porque todavía creo no saber si lo que el autor cita son aspectos que yo ya considero habitualmente o no. Si de algún modo creo que sí lo hago pero no del todo. Un rollo que tengo que meditar. En un futuro cercano es posible que relea los capítulos sobre el universo, para enterarme mejor. Por las mañanas desayuno tras las páginas de Le città invisibili, de Italo Calvino, y me gusta tanto que deletreo cada relato un par o más veces, y entonces me entra la curiosidad de leerlo en italiano. Tú podrías ayudarme.
He notado que, desde que no estás, el río suena más a veces, y a veces menos. Es cosa rara pero así es la Escrita. Puede que lo perciba desde que no estás porque ya no contaminan tus ronquidos, aunque continúan los de Guerra. En este tiempo me he hecho amiga de avispas, tijeretas y mosquitos que dejan de poder volar nada más se posan. Las arañas no están. Creo que se fueron contigo. Durante unos días se instaló en la parcela de al lado un grupo de personas entre los que se encontraba un niño hiperactivo que gritaba cada vez que veía un bicho. Menudo cristo. Todo un alboroto. Des que et vas anar, tinc tendes de campanya a banda i banda. Guerra ja els va bordar a uns mentre menjaven. Què és això de no convidar! Como ves, també presumo de estar aprendiendo un poc de catalá.
Ayer por fin lavé la sábana. Tengo bragas y calcetines decorando y dando un poco de color a la verde parcela. Con el calor que hoy hace desde que el sol se dejó ver, sospecho que secarán rápidamente. Al igual que te ocurre a ti, me encanta madrugar. Tu colega, de los dos encargados, el que parece más joven, estuvo pasando la cortacésped con ese vehículo que es como un minitractor. Me planteo que podrías rehacer tu currículum para ser cortadora de césped y vivir, como yo, en un camping. O conmigo.
Tengo que organizar mi futuro inmediato pues noto que está demasiado en el aire. Pero puedo antes trasladarte el diario en el que tú no estás y yo disfruto de compartir. Visité algunos pueblos del mapa e hice una ruta empinada que finalizó en el lago San Maurici. El agua allí arriba no parecía tan fría. Seguro que era por mi sudor. Llevé los bastones que no facilitaron para nada el descenso. Te enviaría más fotografías si hubiese revisado las de la tarjeta de la cámara, pero no lo hice. Se me ocurren muchas ideas que no ejecuto. La energía se me escapa con cada respiración.
Recopilaré todas las fotografías en las tú sales para que puedas enseñarle a Joan cómo flotas en el mar Muerto. O haciéndote la muerta en el mar, algo que podríamos debatir si es o no es lo mismo. Se me ocurren éstas pero las demás también le gustarían. Recuerdo que el pobrecito esperaba encontrarte en un pésimo estado a la vuelta de ese viaje. Al constatar lo contrario, a pesar de un chichón en la frente fruto del último de tantos descuidos, se abrumó de orgullo ante tu aparente valentía.
No te vas a creer lo que ocurrió estos días en el camping. O sí que te lo creerás porque siempre te digo que el mundo gira en torno a mí. Intentaré resumirlo. Conocí a Cari, quien tuvo un hijo con un hombre de Villar, donde nació bola Marga, así que ese hombre y su hijo se apellidan como nosotras. Aunque no lo sea, yo ya le llamo primo. Cari me facilitó sus nombres completos y concretamente el padre, del nuevo primo, se llama igual que el bisabuelo. Coinciden exactamente en el apodo y en los dos apellidos. El de la caravana instalada al lado de la casa prefabricada de Cari dice que su padre, o su abuelo, o quizá fuera un tío no recuerdo bien, es de Villar también. Cuando se lo comenté a la abuela respondió con su tono de indiferencia: “Na aldea sonche todos iguales”. Menudo cuadro de árbol genealógico el nuestro.
El fin de semana se tornó socialmente intenso. El señor del remolque de enfrente me invitó a café y le ofreció unas golosinas a Guerra que, por cierto, engulló como si no le hubiese dado de comer desde la mudanza. Para saludarme se acercó media familia de una fila de parcelas de más allá, confirmando que su cuñado también es gallego pero que no se acuerdan de dónde. Trajeron a su perro y me explicaron que tiene un ojo mal como consecuencia de un golpe, aunque el pequeño no parecía sufrir. Saludó a Guerra y se escapó contento. Todavía volvió más tarde la chica de la furgoneta de al lado para decirme que se dirigía a ver el espectáculo del bar cuando advirtió que me quedaría en la tienda de campaña y consideró recordarme que puedo usar su conexión eléctrica para cargar la batería del teléfono, algo que haré porque veo que indica un siete por ciento restante de batería. Me parece poco.
Las noticias últimamente son desesperanzadoras. Cada día ocurre una catástrofe diferente, parece que falta la luz entre tanto ambiente de calor. A mí me faltáis tu templanza y tú. Yo me he vacunado contra el virus. Me enviaron el día anterior un mensaje al móvil y en el centro de salud creo que todo fue correcto. Por la noche me entró un cansancio terrible y me abrazó el frío con tiritera. Me sentí regular durante un rato antes de dormir durante demasiadas horas. Hoy ya me siento en perfecto estado. Únicamente me duele un poc si le toc al brazo o me tumbo sobre él. Pero no lo hago y punto.
Reservé parcela en un nuevo camping esta mañana. La cosa no fue fácil. No hay ninguno en Girona ciudad y entre los que se ubican cerca tampoco ofrecían disponibilidad. No me decantaba entre un camping caro o un hostal. En el primer caso tengo que pagar la misma cantidad que pagarían dos personas con electricidad, siendo yo una sola persona que no consume electricidad. ¿Recuerdas la primera vez que nos negamos a pagar la luz? Yo no he dejado de hacerlo. En conclusión, al menos provisional, la segunda opción se mostraba más placentera ya que el hostal cuenta con aire acondicionado y soy consciente de que la próxima ola de calor es inminente. Pero ya me conoces y tras barajar unas cuantas variables iré a otro camping en dirección hacia el sur de Girona, a media hora o algo más de la capital. Me alojaré allí al menos hasta el lunes. Esta noche le daré vueltas a los planes del futuro.
No sabes qué alegría me produce imaginar que Joan usa los pantalones que le envié. Son de buena calidad, me recuerdo vestida con ellos siendo muy joven y lucen hoy como recién estrenados. También los llevaba la última noche que pasamos en Lleida. No hacía frío y me quedé a ver las estrellas. Vi varias fugaces, unas cuantas, y es que se veían mogollón de luces, de formas, la vía láctea y todo lo que pueda imaginarme ahora. No saqué el móvil para comprobarlo pero había un planeta que brillaba muchísimo, ¿decíamos que era Júpiter? Yo creo que le veía brillar hasta los anillos, ¿qué forma tiene Saturno? Por mí que fuera Saturno pero igual era Júpiter. Yo creo que era Júpiter.
Me he instalado hace unas semanas en el nuevo camping. Aquí no hay mucha cobertura. Salvo en mi parcela y en ciertos lugares localizados, la red funciona correctamente. El lugar es grande y la mayoría de los usuarios viajan en caravanas. Bueno, en realidad no viajan, están instalados con alfombras, antenas y decenas de cables. Me parece que viven aquí. Hacen bastante jaleo y hay muchos niños. Sin embargo he montado la tienda de campaña en una zona tranquila y con vecinos muy agradables. De los de al lado resulta que su abuelo es del pueblo de Marga. Ya no me sorprende nada. Esta mañana un señor de enfrente nos vino a ofrecer café a mí y a Guerra unos premios. Todos tienen perro y casi todos pretenden saludar a Guerra quien no hace otra cosa, día y noche, diferente a dormir.
Desde aquí también se ven estrellas aunque hay demasiados árboles, así que veo tan solo un trocito de cielo de universo, justo por donde se pareció esconder la luna ayer.
Ojalá pudieras escuchar ahora mismo la banda sonora que Guerra está componiendo e interpretando con leves ronquidos perfectamente acompasados en esta mañana de agosto en la que cumples años. Cuando nací yo. La melodía se siente para las dos.
Estoy encima de una roca gigante, donde hay un pueblo. Y debajo un pantano. Desde hace varias semanas averigüé que en esta zona se hace escalada. No hay nada de cobertura ni internet, únicamente existe la wifi del bar a la que me acerco cada dos o tres días para conectar con el mundo mundial, como tú lo bautizaste. Completo esta tarea habitualmente en menos de dos minutos.
Estoy leyendo de nuevo los capítulos sobre el universo y me encuentro extrañada al enterarme de que éste no se expande ni nada de eso, sino que son las cosas las que se expanden por el "espacio libre", el cual está acotado de alguna manera. Lo escribe de forma clara, que el universo es finito. ¿Creerías tú esto correcto? Otra de las movidas que comenta hace referencia a la posibilidad de que al expandirse mucho las cosas vayan a su puta bola y demasiado lejos entre sí como para que se forme otro sistema similar, en la medida que se precie, al solar. Es decir, que sería muy dificultoso que ocurriese al no interactuar nada con nada o no sé qué. Ya sabes, lo explico con mis palabras en estos ámbitos para mí desconocidos. No me queda claro qué hay de la expansión. Aún así, si fuese finito, tal y como afirma, terminarían por interactuar en algún momento del tiempo. O no.
No consigo dormir, ¿no te pasa a ti? De vez en cuando miro a Guerra y siempre sigue durmiendo. Pero tú no. Necesito reflexionar sobre cosas que de otro modo sería improbable. Sé que estás ahí. Me pregunto por qué llamamos tiempo tanto al referido a la meteorología o a la temperatura como al paso irreversible de lo que computamos como minutos, horas o meses. Infinito, ese concepto ridículo. No podemos negar que uno no existe sin el otro, pues nada existe sin uno de los tiempos. Digamos que van siempre en pareja. Incluso el paso del tiempo.