Desde las alturas


Autor: Tiempo

Fecha publicación: 19/03/2023

Certamen: II Certamen

Resumen

A vista de pájaro, un joven polluelo ha crecido durante tres meses y ahora es un majestuoso quebrantahuesos. Sale de su nido para buscar a sus padres mientras descubre todo su entorno (Espot).

Relato

Desde las alturas

En una desnuda cueva del Gran Encantado, el pequeño polluelo se ha convertido en todo un imponente rey. Sus papás llevan desde el día anterior sin regresar y el hambre aprieta.

Con cierto impulso y algo de miedo, asoma su cabeza plumada para descubrir como los rayos del sol han empezado a despertar al Pequeño Encantado.

Estira sus alas a modo de calentamiento, las agita, aprieta sus grandiosas garras a la tierra y… unos altibajos de descensos y ascensos irregulares le hacen controlar el viento como si llevase toda la vida bailando con él.

Desde las alturas, se deja caer por las corrientes de aire de la gran garganta, curioso por los verdes colores de abetos, pinos negros y hayas.

La gran sombra del majestuoso pájaro hace paralizar los cantos y danzas entre la vegetación: urogallos, lirones, culebras verdiamarillas… entre ellos no se encuentran sus padres.

El polluelo, algo exhausto, se posa en una altísima torre de piedra de base circular desde la que divisa un conjunto de casas de madera, piedra y pizarra. ¿Dónde estará su familia?

Un nuevo impulso lo lleva a sobrevolar las agitadas y gélidas aguas del río que divide al pueblo en torno a sus orillas. Desde la ventana de una de las casas, un intenso olor a escudella despista su búsqueda haciéndolo descender y posarse en un empedrado puente de un solo ojo. Desde aquí tampoco consigue ver a sus padres.

El polluelo, abatido y agotado, observa la silueta bicéfala de Los Encantados recordando el lugar del que partió. Sacudiendo sus alas, coge altura para dejar atrás el puente, el pueblo, el río, sus afluentes y los numerosos lagos arropados entre la vegetación.

Garganta arriba, los olores, los recovecos, los paisajes… le son reconocibles. Ya en su cueva, encuentra desde la entrada pequeños trozos de huesos que dejan entrever viscosos cartílagos. El polluelo engulle durante un rato sin percatarse de que su mamá lo está mirando desde el interior.

A sus espaldas, el imponente aterrizaje de su padre hace que paralice su comida, observando lo que ocurre a su alrededor. El polluelo no llega a entender, mira a su madre en el interior y a su padre en la entrada de la cueva. ¿Siempre estuvieron allí? Su familia desde las alturas disfrutó del viaje del pequeño quebrantahuesos, ¡está listo para emprender su propio destino!

El pequeño gran pájaro extiende sus alas, las agita, aprieta sus fortísimas garras a la tierra y… baila con el aire desde entonces.