Sol en el Norte


Autor: Micaela

Fecha publicación: 06/03/2023

Certamen: II Certamen

Resumen

Era un 15 de Julio del 2012 cuando comenzó mi viaje a la Isla Bonita. Atrás quedaban meses de espera impaciente por saber si había tomado la decisión adecuada y los nervios de quien se va a un lugar que no conoce a convivir con gente de diferentes lugares, lo que no sabia que este viaje cambiaria mi forma de ver la vida.

Relato

SOL EN EL NORTE

Era un 15 de Julio del 2012 cuando comenzó mi viaje a la Isla Bonita. Atrás quedaban meses de espera impaciente por saber si había tomado la decisión adecuada; si tras el sorteo conseguiría una de las plazas que se ofertaban en Asturias y los nervios de quien se va a un lugar que no conoce a convivir con gente de diferentes lugares, ya que era mi primer Campo de trabajo.

¿Un campo de trabajo? Sí quizás suena raro el nombre, pero en realidad es una actividad en la que un grupo de jóvenes de diferentes lugares, se comprometen de forma voluntaria y desinteresada a desarrollar un trabajo de proyección social y actividades complementarias durante un tiempo determinado.

Mi viaje empieza viajando a la una de la mañana en un autocar de Alsa desde Santander hasta la T4 de Barajas (es lo que tiene cuando compras el billete de avión antes de estudiar las conexiones) donde tras dar un par de vueltas entre facturar, encontrar la puerta de embarque; justo por fin encuentro mis primeros compañeros de viaje y nos vamos.

Lo primero que llama la atención a una chica del norte cuando llega a la isla, es la calima, esa sensación de calor intenso que hace que se te olvide la chaquetina de por si refresca (imprescindible en el norte) y te plantes con quienes acabas de conocer ese día nada más llegar en la playa de Tazacorte, sorprendida por una emocionante carrera de caballos que solo era el comienzo de todo lo bueno que estaba por venir.

Noches intensas bailando a ritmo de Tihuya Cats, conciertos en la calle, en el cole con la guitarra, la Terracita o conociendo las estrellas con expertos en el mirador Los Llanos del Jable y en el Observatorio de San Roque de los muchachos.

Sabores especiales cuando te cuentan todo el proceso del plátano en una finca ecológica, te ofrecen un plato de papas guisadas con costillas y piña alrededor de una hoguera en una era, mientras conversas sobre chistes canarios y practicas el salto del pastor.

Amaneceres bellos al despertar en La Caldera de Taburiente llenos de tranquilidad, dando paso a tardes descubriendo colores llamativos en El Museo de la Seda de El Paso, en las casas con balcones de Santa Cruz de La Palma o en los atardeceres en las playas de arena negra.

Sensaciones de disfrutar cada segundo como Los Indianos, recorriendo toda la isla en furgoneta con “Efecto pasillo” como banda sonora pues como dice el lema “Ya dormirás cuando regreses a casa”, de lo contrario te lo perderás.

Pero si hay un lema de verdad que identifica a la Isla Bonita es el de “Querer volver” de Boa Mistura lleno de color como ella, que está en los Llanos de Aridane.

¿Querer volver? Uno vuelve a dónde es feliz ya sea un lugar, un sueño, una canción, un olor, una comida etc…pero siempre vuelve.

En el 2012 por azar fue mi primer campo de trabajo y en el 2017 al ser mi última oportunidad de participar en un campo de trabajo tenía que ser el mismo destino (es lo que tiene cuando te das cuenta de que solo eres joven mientras eres menor de treinta y vas viendo cómo van cambiando tus oportunidades).

Así que sin duda si tuviera que elegir a dónde ir, te diría una y doscientas veces a Isla Bonita. Te parecerá extraño el mismo lugar una y otra vez, pero es que hay lugares que te marcan se quedan contigo de tal forma que mires a donde mires aunque estés lejos sentirás un pedacito de él en ti; porque más que bonita es mágica no solo por su cielo impresionante tanto de día como de noche, el contraste de sus colores cada vez que la recorres de un lado a otro, sus sabores que saben a casa, sobre todo por el cariño de su gente cada vez que te abren su corazón para enseñártela con todo su alma, es algo que no se puede describir.

Pero si hay algo que realmente aprendí de las veces que estuve allí y hoy en día estando en la situación que vivimos, soy más consciente, es de disfrutar mucho el ahora, ya que no sabes lo que puede suceder: un incendio, un volcán, una enfermedad, una pandemia etc…que cambie lo que hasta ahora era tu rutina.

Es por lo que cada vez que sale un rayo de sol aquí en el norte es una oportunidad de cogerlo, sobre todo para poder disfrutar de pequeñas cosas como un atardecer tranquilo en la playa, un culin de sidra en un prao, una obra de teatro, un concierto en la calle, el algodón de azúcar que ya no te acorabas a que sabía, o los abrazos que tanto echabas de menos porque no sabías que esas pequeñas cosas en realidad son un privilegio como los días de sol en el norte.