
Resumen
TRATA SOBRE LA VANIDAD DE UN EQUIPO DE FÚTBOL AUNQUE ES APLICABLE A TODA ACTIVIDAD Y PERSONAS
Relato
II CERTAMEN RELATO BREVE E ILUSTRACIÓN “ESCRITA ESPOT”
CATEHGORÍA B RELATOS ADULTOS CASTELLANO
LA COPA
SEUDÓNIMO: BRISCA
—Tengo el cuerpo revuelto pero no es por estar en el piso de arriba de este autobús, se me ha fastidiado en el avión. Dirán lo que quieran pero el vuelo ha sido horroroso, no ha parado de dar bandazos desde el despegue hasta el aterrizaje. Lo que pasa es que todos han empezado a beber como cosacos y ni lo han notado. Para mí que el piloto también lo estaba celebrando en la cabina, de hecho ha salido un ratito para felicitar a los juradores y también al Míster, y hasta a su segundo, pero a mí, que soy el tercer entrenador, no me ha dicho nada, como si fuera invisible. Claro, no soy extranjero ni aparezco en la tele más que cuando hacen un plano general del campo… ¡Clasistas, que son unos clasistas! Qué hubiera sido del equipo si no hubiera sido por mí, sobre todo cuando estuvieron sancionados los dos por meterse con el árbitro y decirle lo que le dijeron tan alto como clarito.
Era yo el que iba arriba y abajo de la grada para transmitir a los juradores lo que tenían que hacer. Era mi garganta la que se quedaba afónica dando las instrucciones a los que estaban en el campo. ¿Acaso me entrevistaron cuando terminaron aquellos tres partidos de condena? Fueron ellos los que acaparaban los micrófonos mientras yo me marchaba a casa con una pastilla de menta bailando en la lengua. ¡Esta copa es tan mía, si no más, como del gran jefe y su lameculos! Voy a aprovechar a sobarla ahora porque cuando dejemos la autovía, seguro que me la arrebatan de las manos.
¡Qué bien se viaja en un bus sin techo!, parece que las tripas se me están arreglando con el aire fresquito en la cara. Pero qué deprisa va el conductor, si sigue a esta velocidad llegaremos en un suspiro a la Gran Vía.
¡Qué majo ha sido el rey! Me ha dado la enhorabuena llamándome por mi nombre, ¡eso sí que es tener clase!
—¡Joder con este hombre!, no había manera de quitarle la copa. ¡Casi la funde de tan caliente que está! Desde que nos hemos metido en la carretera no ha dejado que nadie más la tocara. Los entrenadores son todos iguales, unos chupones. Si eres una estrella entonces no dejan de halagarte y ponerte por la nubes ante los directivos, los periódicos y el mismísimo Dios si es necesario pero, como no vengas extranjero o hayas cobrado un dineral del Club, entonces te comes el banquillo toda la temporada. Parece que ya no se acuerda de que he jugado diecisiete minutos desde que empezó el campeonato. Que hice dos asistencias a sus protegidos que valieron por trescientos goles de cada uno, porque gané tiempo y llegamos a la prórroga gracias a mí. Este trofeo es tan mío como del portugués o del argentino o del brasileño que ahora están fumándose un puro en el piso de abajo y que, en cuanto entremos en la Gran Vía, subirán a lo alto del autocar para que los hinchas les aplaudan.
Quién se acuerda de los seis reservas que siempre estamos con las posaderas en la banqueta mientras los otros tienen la oportunidad de lucirse. ¿Por qué irá tan rápido el chófer?, ¡qué ganas tiene de meterse en el follón! No me va a dar tiempo a cogerle el gusto a tenerla bajo el brazo.
¡El rey sí que ha sido majo! Me ha dado la enhorabuena llamándome por mi nombre ¡Eso sí que es tener clase!
—¡Joder con el chaval! No había forma de despegarle este galardón del cuerpo. Teniendo en cuenta lo que ha estado en el campo este año, la ha sujetado el doble de tiempo que lo que ha sudado la camiseta. Claro que los de abajo son todavía peores. ¿Qué el portugués o el argentino o el brasileño, quieren alardear con las niñas de las discotecas, diciéndoles que les pueden regalar entradas gratis para los partidos?. ¿A quién, si no a mí, vienen a pedir este tipo de favores?.
Los técnicos subordinados del staff somos los que ganamos verdaderamente el premio. Esta copa es tan mía como la de los que aparecen en los medios, ya sean futbolistas, entrenadores o presidencia. ¡Qué sería de ellos si no cumpliéramos sus caprichos! Por cierto que he de hablar con el cochero, ¿por qué narices ha de correr tanto? Si sigue así el autocar estará en la Gran Vía en un par de minutos…
El que es majo de verdad, es el rey. Me ha dado la enhorabuena llamándome por mi nombre. ¡Eso sí que es tener clase!
—¡Suéltala de una vez! Estos burócratas se creen que todo es suyo, casi dobla las asas de tan fuerte como la agarraba. Enseguida empezará el jaleo, la escolta de coches que nos acompañan desde el aeropuerto ha empezado a tocar las bocinas. Con lo estupendamente que me hubiera ido dar una cabezada desde el aeropuerto hasta casa y no me han dejado tranquilo ni un minuto, ni con los pitos ni con el dichoso móvil. Qué poco ha sonado esta semana pasada, cuando el Presidente me daba su ultimátum: O nos llevamos la copa o no firmas la renovación.
Menos mal que la bola ha entrado en esa condenada portería, si no ya me veo durmiendo en la escalera. Cualquiera le dice a mi mujer que tenemos que hacer nuevamente las maletas y cambiar a los críos no sólo de colegio, sino también de país… Y así diez años, es normal que se enfade. Pero, qué despacio va este conductor, no llegamos nunca a la Gran Vía. ¡Con lo fenomenalmente que estaría yo en familia en este momento!
El rey de este país es muy majo. Me ha dado la enhorabuena llamándome por mi nombre en mi idioma. ¡Eso sí que es tener clase!
—¡Lo que le ha costado al chófer llegar a la Gran Vía! Un autocar fantástico y ha de llevarlo al paso de las tortugas. Si hubiera hecho el trayecto desde el aeropuerto con mi Porche 911 Turbo, ya estaríamos en el estadio desde hace horas. Afloja el caliz de una vez, he de mandarle un guasap a mi chica antes de que el resto del equipo empiece a pasársela de uno a otro.
¡Cómo grita el público! Ahora todos me adoran pero durante el partido me estaban llamando nenaza porque no me atrevía a cruzar el muro de tacos que había subido el otro equipo delante del larguero. ¿Acaso es a ellos a los que les rompen los ligamentos cruzados o el peroné? Hace dos temporadas me partieron el maléolo y casi me retiran del fútbol para siempre. ¡Si supieran el miedo con el que saltamos al césped las estrellas del equipo! Siempre pensando ¿será hoy cuando me cace ese asesino que tienen por defensa?
Con lo cansado que estoy, con qué ganas me iría a casa a poner los pies encima del sofá viendo la tele…
El que es increíblemente majo es el rey. Me ha dado la enhorabuena llamándome por mis dos nombres en mi idioma. ¡Eso sí que es tener clase!
—Dame que levante el trofeo unos minutos para que los periodistas puedan hacerme fotos, sobre todo los que dudaban de mi reelección. Llevamos una eternidad en la Gran Vía (qué lento ha sido el recorrido desde que hemos aterrizado, incluso en la autopista). Entre el portugués, el argentino y el brasileño, no hay manera de atraparla. Teniendo en cuenta que el que se pelea con los bancos y pide moratorias de pago y se parte la caja con los representantes de estas superestrellas, soy yo, tendría que quedármela para siempre. Es tan mía como vuestra, que no movéis un dedo cuando las cosas van mal y los aficionados quieren la cabeza del presidente y los hígados de la directiva…
Menuda fiesta que hay montada en la ciudad a nuestra costa. Seguro que tenemos que hacer el tonto todavía cuatro horas más porque en el estadio la gente se acomoda y no hay manera de echarlos a la calle.
Creo que no tendría que haber bebido ese tercer trago de champán, la úlcera se me está quejando. ¡Con lo maravillosamente que estaría en la cama, con un vasito de leche y esas perrunillas que trae de su pueblo la asistenta!
¡Al fin hemos llegado a la ciudad deportiva! En cuanto bajemos del autocar van a empezar los sobos y los empujones de los socios.
El rey, como siempre, muy majo. Me ha dado la enhorabuena llamándome por el mote que me pusieron en el colegio, no sé quién se lo habrá dicho. ¡Eso sí que es tener clase!
¿Le habrá gustado el partido?