Resumen
Es un relato que invita a pensar sobre la importancia de las decisiones que tomamos y las búsquedas que emprendemos
Relato
Había dedicado toda su vida a buscar el tesoro. Había viajado por el mundo, enfrentado peligros, sacrificado amores y amigos. Todo por conseguir la fortuna que le haría feliz. O eso creía. Finalmente, después de años de búsqueda, encontró la pista definitiva que le llevó al lugar donde estaba escondido el baúl. Era una cueva oscura y húmeda, llena de telarañas y murciélagos. Con una linterna y una pala, se abrió paso hasta el fondo de la cueva. Allí estaba. El baúl que tanto había anhelado. Lo reconoció por las inscripciones y los símbolos que había visto en los mapas y los libros antiguos. Con un grito de triunfo, se acercó al baúl y lo abrió con fuerza. Pero lo que vio le dejó helado. El baúl estaba vacío. No había oro ni joyas ni nada de valor. Solo polvo y telarañas. ¿Cómo era posible? ¿Dónde estaba el tesoro? ¿Quién se lo había llevado? ¿O acaso nunca había existido? Se sintió engañado por el destino. Había malgastado su vida por nada. Se arrepintió de todo lo que había hecho y de todo lo que había dejado de hacer. Pero ya era tarde para cambiar. O quizás no. De pronto, se dio cuenta de algo. El tesoro no estaba en el baúl. El tesoro estaba en la búsqueda. En todo lo que había vivido, aprendido, conocido y sentido durante su aventura. En las personas que había encontrado, las amistades que había hecho, los amores que había tenido y perdido. En las risas y las lágrimas, los miedos y las esperanzas, los fracasos y los éxitos. En todo eso estaba el verdadero tesoro. Y él lo tenía dentro de sí mismo. Solo tenía que abrir su corazón y reconocerlo. Y entonces sería feliz.