El primer divorcio.


Autor: Lucila

Fecha publicación: 18/03/2023

Certamen: II Certamen

Resumen

Este relato narra una historia de amor del todo inverosimil y que a los vez es una analogía de muchas otras totalmente reales. Cuenta el porque y como el amor más puro puede llegar a morir.

Relato

EL PRIMER DIVORCIO
Esta historia de amor tuvo lugar hace tanto que si yo no fuera quien soy, yo tampoco lo
recordaría.
Ellos llevaban colgados desde el principio, colgados de esos hilos invisibles, imperceptibles e
imperturbables que rigen el orden de las cosas en el Universo.
Se miraban, sonreían y se volvían a mirar pero ninguno de los dos se atrevían a dar el primer
paso. Me ponían nervioso.
Pero, ¡ah, por fin!, él, más impaciente, no pudo más y en un momento de loca cordura se
declaró.
Tendríais que haberla visto, brillaba. No se puede decir otra cosa. Brillaba con esa luz que
sólo el sentimiento más puro e intenso tiene.
Poco después ella quedó embarazada, de mellizos nada menos.
Dos bebés preciosos, un niño hermoso y de piel clara y una niña, más pequeña de tez más
oscura. Los llamaron Día y Noche.
Pasaron eones de perfecta armonía cósmica. Luna y Sol se adoraban. Sus hijos, fruto de su
amor, crecían sanos y fuertes. La vida en el planeta azul se arraigó con fuerza.
Pero este es un cuento para mayores y como seguro sabéis, nada es perfecto. ¿ El problema ?
¡Oh! Gran sorpresa. Los hijos que tenían Sol y Luna de relaciones anteriores.
Sendra, hija de Luna, con mucho carácter, orgullosa pero no sobervia.
Y Dragor, hijo del Sol, un chico tan absurdamente dorado y prepotente que resultaba difícil
ignorarlo.
Las discusiones entre hermanastros eran habituales, generalmente siempre por lo mismo.
Cuál de los dos tenía un padre mejor. Siempre ganaba Dragor. Sus argumentos eran
irrefutables. Su padre reinaba más horas, era más grande, daba luz y calor.
Cuando Sendra se quedaba ronca de tanto gritar, enfurruñada cogía el firmamento cual manta
azulada y se tapaba con ella hasta la cabeza. Después de horas de llantos las caricias y mimos
de su madre la calmaban, se levantaba e intentaba colocar su mantita en su sitio. Nunca lo
conseguía, siempre había alguna estrella fuera de su sitio.
La situación llegó a un punto que podríamos calificar de insostenible. Varios milenios de
riñas y pataletas entre los niños,la monotonía y los turnos incompatibles del trabajo de papá y
mamá hicieron mella su relación.
Por desgracia puedo recordarlo como si hubiera sucedido ayer. Los gritos retumbaron hasta
en el rincón más escondido. Las palabras se convirtieron en afiladas armas y de repente, el
silencio.
El corazón de Luna se había convertido en un diamante, frío e inerte. Su mirada no reflejaba
nada. Ni dolor, ni pena, nada. Sólo el vacío. Ël lo supo inmediatamente.
Un sentimiento , que en un tiempo no muy lejano fue la esencia de la eternidad, acababa de
morir.
Podéis imaginar lo que sucedió a continuación. El primer divorcio, muy civilizado y muy
triste. Ella cuidaría de las niñas, Sendra y Noche. Él de los chicos, Dragor y Día. Se verían al
amanecer y al atardecer para que los cuatro hermanos pudieran estar juntos a menudo.
Pocas cosas han cambiado desde entonces. Sol y Luna no han rehecho sus vidas. La relación
entre ellos tristemente no ha mejorado un ápice.
Día y Noche me siguen asombrando, nunca he visto dos seres que se compaginen tan bien
como ellos. Siempre te encontrarás uno detrás del otro.
Los otros dos si han cambiado y mucho.
Dragor ya es un hombre, muy alto por cierto y a juzgar como chisporrotean las estrellas a su
paso, muy guapo. Ni rastro queda de aquella estúpida arrogancia. Ha madurado mucho y
tiene un gran problemilla. Está loca, profunda y secretamente enamorado de la hermanastra
con la que tantas y tantas veces discutió.
¿ Os reís ? Yo no me rio. Se que le duele el alma cada vez que la ve. La ama con todo su ser
pero nunca se lo dirá. Cree que ello le culpa del divorcio de sus padres. Cree que lo odia.
Por mi parte yo creo que se equivoca.
Sendra es una belleza. Su rostro es el de un ángel de hielo con infinitos cabellos azulados.
Cuando se aburre le da por hacer cosquillas. Me explico. Estira sus largos brazos y enreda en
las aguas de los mares. Las mareas se vuelven locas de la risa.
A menudo la encuentro pensativa mirando algún bebé de la Tierra. Se la ve triste en esos
momentos. ¿Quizás se sienta sóla ?
Y colorín colorado este cuento estoy seguro que no ha terminado. Atentamente El viejo,
Señor del Tiempo.
Hasta ahora mismito.