Zeitreisender


Autor: gargantúa

Fecha publicación: 02/03/2023

Certamen: II Certamen

Resumen

Algo inesperado ocurre en el búnker del Alto Mando nazi justo antes de que la guerra termine... al intentar un manotazo de ahogado, los oficiales alemanes se metieron con poderes que evidentemente no controlaban, dando lugar a un curioso descenlace.

Relato

Era 30 de abril por la tarde, los principales líderes se encontraban en el búnker de la cancillería. Sabían que la guerra estaba perdida, la unión entre Stalin y los americanos había sido decisiva y al Tercer Reich no le quedaba mucho. Como nadie deseaba ser capturado por los Aliados, parecía que la única alternativa a la sombría situación sería el suicidio, para oficiales, esposas e hijos, y cuanto antes mejor. Se debatía con frases cortas, sin demasiada reverencia, en un tono seco que retumbaba tristemente en el oscuro búnker. Más que nada habría que discutir el procedimiento, alguien debería quedar vivo para llevar a cabo las negociaciones pertinentes de la rendición y sufrir los castigos máximos de la condena internacional.

Eran sólo 12 personas, responsables de todo lo que había significado el Tercer Reich en Alemania. Sin embargo, cuando estaban a punto de ejecutar la que sería la última orden del Fuhrer, el general Wolf irrumpió en la habitación con una propuesta absolutamente descabellada, que si no fuera por lo excepcional de la situación, le hubiera costado la reputación y probablemente la vida: pidió a los presentes que hicieran lugar en la mesa de operaciones y allí desplegó los tres volúmenes del Mafteah Shelomah, un antiguo tratado de conjuros y fórmulas mágicas para dominar poderes demoníacos. En su fervor por sobrevivir, Wolf había recordado los libros de su abuelo, un viejo sectario salomoniano que los había guardado para pasarlos a una próxima generación de brujos, la cual jamás sobrevino. Wolf había leído poco y nada de los tratados, pero creía recordar (a raíz de los comentarios de su abuelo) que en ellos se enseñaba una forma de revertir el tiempo: quizás así podrían volver a los días de gloria del Reich para tomar otras decisiones, sabiendo lo que sucedería luego.

Silencio en la sala. Todo el mundo expectante a lo que diría el Fuhrer que sin dudas rechazaría semejante ridiculez y propondría dejar este mundo con dignidad… Grande fue la sorpresa en los rostros fatigados cuando el líder dijo “hagámoslo”, y se dispuso así a leer detenidamente el tratado, pidiendo le consiguieran con suma urgencia todo lo que hiciera falta. Si había llegado hasta aquí ¿por qué no un poco más? Era el último manotazo de ahogado, de fallar ya sabría lo que harían.

En menos de tres horas el ritual estaba listo para llevarse a cabo. Los extrañísimos ingredientes (desde órganos humanos hasta inciensos, flores, hongos y piedras preciosas) no fueron tan difíciles de conseguir después de todo, y sólo restaba la cuidadosa elaboración de un brebaje, que sería repartido entre los presentes, los “viajeros del tiempo” según el libro, para finalmente pedir el favor a los demonios en arameo antiguo, mientras se realizaban extrañas ceremonias: bailes, cantos, pronunciamientos y hasta un sacrificio (el hijo menor de Goebbels tendría el honor de ofrecer su cuerpo).

El ritual duró aproximadamente 40 minutos, tras los cuales quedaron exhaustos luego de devorar en conjunto al niño mientras bailaban y cantaban desprovistos de toda ropa y bajo los efectos del mágico brebaje.

Silencio nuevamente… nada había sucedido. Era evidente que esos libros no contenían nada más que palabrerío. De un momento a otro, sin embargo, a todos les agarró un inexplicable sueño, irresistible y feroz, al cual no tuvieron más remedio que rendirse a riesgo de ser despertados por las tropas enemigas, ya que nada pudieron hacer contra el somnoliento poder que los invadió.

Pasaron pocos días hasta que finalmente las fuerzas soviéticas y luego las británicas terminaron de neutralizar las defensas alemanas, ingresando finalmente a los cuarteles generales y a todos los centros de trabajo forzado, en donde descubrieron con horror un exterminio masivo de dimensiones nunca antes imaginadas. Casi tan extraño fue el hallazgo en el búnker de los oficiales: en lugar de encontrar los cuerpos de los líderes del movimiento, el lugar estaba repleto de carne podrida, acompañada de un nauseabundo olor, y 11 bebés que parecían recién nacidos arropados entre ropajes militares.

Las tropas aliadas acogieron a los infantes, huérfanos probablemente, hijos e hijas de los monstruos (o a lo mejor bebés robados), para llevárselos respectivamente a sus tierras natales: Unión Soviética, Francia, Inglaterra, y uno a Estados Unidos. Lejos estaban los soldados aliados de suponer que aquellos bebés eran en realidad los miembros del alto mando nazi, que poco diestros en el manejo de las artes oscuras, malentendieron el efecto del conjuro: no volvieron en el tiempo, o al menos no de la manera que lo pretendían, sino que sus cuerpos retrocedieron hasta convertirse en recién nacidos nuevamente.

Así, uno de los muchachitos acogidos terminó en el hogar de una joven pareja americana, que hacía rato venían buscando una oportunidad como esta. Nunca hubieran adivinado, desde luego, estar adoptando al mismísimo Hitler.