Empleado del Mes


Autor: San Trópico

Fecha publicación: 27/02/2023

Certamen: II Certamen

Resumen

Comedia negra sobre las herramientas virtuales como escape de la alienación de la vida laboral.

Relato

Empleado del Mes

Los paquetes no vienen con ganas de vivir la vida, pero incluyen todo lo demás. Sangre para padres con infancias reprimidas, romance para damas que siguen casadas por los hijos, drama adolescente para personajes principales, y los nuevos (y viejos) monos chinos siempre inapropiados. Las películas familiares no vienen con las empanadas dominicales, por más que no sea justo que la dueña de casa cocine la semana completa—Nadie ama tanto su pega como Cuevas.

Entre domicilio a domicilio mata el tiempo, taco a taco, día a año. Locutor en su propio programa (¿y por qué no el suyo?). después de tantas familias felices como no merecerá ser dueño de su propio show. “Es lo que te tocó por no terminar la universidad, el técnico. Lo único que terminas son los pololeos”, como le gustaría que su madre no se lo recordara cada sábado de asilo. No es tan malo como dice, porque obvio siempre hay alguien que lo tiene peor (y siempre hay alguien que lo tiene mejor, pero la voluntad niño, la voluntad).

Podcast motivacionales reemplazaron los mismos álbumes: Radiohead, Los Prisioneros, Ceratti, y Sandro para recordar a su padre. Mañana lunes es el día, este sí que sí, ¿qué tiene para perder?, la dignidad dicen. Su madre empezó ese trabajo y Ángela lo terminó (o Martina, o Luisa, quién sabe ya). Un domingo de lluvia despeja toda duda, toda inseguridad, dejando ver en el cielo las riendas de su futuro. Burlas que no intentan ser discretas, así son sus compañeros de trabajo. El bicho raro que le gusta hablar con las señoras, no tipo cordialidad hola hola buenos días buenas tardes. Realmente hablar. ¿Qué le pasa dama?, esa cara de pena no va con ese peinado de peluquería. “Está prohibido aceptar propinas Cuevas, y ni se te ocurra pasarte de lindo”. ¿Tan extraño será querer conocer a los demás? Todos tenemos malos días, pero no todos tienen quien les escuche. Nadie te aumenta el sueldo por ser el empleado del mes, para algo están los terapeutas. Pero desde mañana todo será diferente, aunque sea solo para él.

Los huevos saben a oro, y eso que es la misma bandeja verde. El café aunque esté endulzado con stevia porque Ángela está a dieta, sabe a primer lugar. El auto arrancó ronroneando como gato manso y no como la usual pantera. Hoy sí que sí. Solo dos instalaciones por Santiago centro: plan internet y tripack. Instaló el sujetador de teléfono que compró en el persa y ajustó el micrófono inalámbrico en el cuello de su camisa. Todo un influencer, un millennial. Cuarenta minutos de una fluidez que hasta el mismo Julio César envidiaría. Su infancia en Maipu y las veces que acompañó a su viejo a los juegos de la plaza mientras conversaba con los cabros, los malamuerte añadiría su madre si fuese invitada. Casi choca un BMW demasiado caro para ser su primer día. El trabajo de técnico no es tan terrible, es tan monótono como tú quieras hacerlo, ¿y qué rutina no lo es? Corroboró la grabación, no ajustó la sensibilidad del micrófono: tráfico y peatones le robaron el estelar.

Cómo se ocultaban cuando llegaba el fontanero a ver el inodoro que cada viernes pide que se enciendan inciensos, o cuando llegaba el pintor a cubrir las paredes del artista moderno que cada niño lleva dentro. Desde la distancia sin saber si están haciendo bien o no el trabajo, no se vayan a robar la losa regalo de boda o el último juguete premio al arrebato del año. ¿Estarán leyendo el kamasutra al intentar concebir?, cada vez más extrañas las nuevas generaciones. Cada pelo de Cuevas erizado cuando le ven desde el marco de la puerta. Está bien si son pequeños, pero ya grandes que onda. Un acuerdo tácito para terminar rápido la pega. La disposición del cableado le dio tiempo extra para los detalles técnicos del equipo de lujo que despegará su carrera mediática.

Su voz flexible como globo, frutos del taller de teatro en el liceo. Si bien fue un rol secundario, las prácticas y clases corrían para todo el elenco. La inspiración se pasó dos cuadras del domicilio, derrapó en el asfalto que seguía húmedo. De pequeño tenía la fantasía de vivir en uno de estos edificios, esos tan antiguos que tienen al moho de estética. El rubro quebró más de un sueño como sus fachadas. Telefónica sola no puede con la descuidada metrópolis. Una mujer cuarentona en una bata floreada apareció, uno solo de sus tulipanes basta para una corona.
—¿Cuánto tardará?, tengo que salir a comprar.
—Lo que más demora es la antena. Una hora, más no creo —intentó no darle más motivos a la inconveniencia.

Caminan hasta la ventana que da la mejor señal y se va al baño para terminar de maquillarse. Tiene sus partes emocionantes, te da la oportunidad de estar suspendido en el cielo, un canopy minimalista. Engancha la hebilla en la reja antiaccidentes que va después del marco quedando con la mitad del cuerpo al aire. Estira los brazos, saca el taladro y hace cuatro perforaciones. El último agujero se resiste y apoyó su rodilla para ganar unos centímetros. Estas instalaciones siempre le dejan un sabor amargo. El desinterés de su jefe ante la poca preparación para trabajar en altura. Ahorra tu saliva Cuevas, sobran infelices. La humedad en el aire, en su sien y manos, en sus ojos que dejaron de ver la reja y pasó a ver ventanas y ventanas. El eterno canto de Santiago camufló las alertas, la mitad de los fierros cayeron poco después junto al cemento trizado. El secador de pelo no le preocupaba los más de quinientos canales. Una pena el espectáculo acrobático espontáneo. Quizás no había que dejar el gimnasio. Cierre de transmisiones con su cuerpo bañado en polvo de yeso por siete pisos. Las pestañas encrespadas para una inesperada entrevista que ya será viralizada por el público que no olvidará este Lunes, al menos por el resto de la semana.