Amélie Bouchon se cortó el pelo


Autor: Sabina de Castellarnau

Fecha publicación: 12/03/2023

Certamen: II Certamen

Resumen

Relato en segunda persona en forma de carta de una hija ilegítima a su padre biológico, en un entorno rural donde éste es un tema tabú de la sociedad hipócrita que oculta el adulterio pero lo permite , acepta y justifica en la clandestinidad.
La joven describe el amor y la pasión de la relación oculta entre sus padres con hermosas metáforas en las que a su criterio el cabello de su madre es símbolo de feminidad y belleza.
Que Amélie Bouchon se corte el pelo se identifica como un acto de ruptura a la sumisión pretendida por su amante durante años y a al deseo de poner fin a su sufrimiento por las reticencias de él a visibilizar y formalizar la relación entre ambos.

El relato está dedicado a Hermes, el cartero del Olímpo. Sobrenombre con el que la autora denomina al cartero rural, un personaje que conoce las intimidades de los habitantes de los pueblos, les reparte las cartas que esperan con impaciencia y recoge las que ellos escriben a sus secretos y discretos destinatarios.

Relato

AMÉLIE BOUCHON SE CORTÓ EL PELO

A Hermes, “lo carter del Pallars”. Por su profesionalidad y discreción en la relación clandestina y
sentimental de mis padres en un entorno rural donde es muy difícil guardar secretos.

Mi madre, Amélie Bouchon se cortó el pelo para no tener que cortarse las venas.
Amélie Bouchon se cortó el pelo y las tijeras del experto peluquero, como afilada guillotina durante la revolución francesa , arrebataron mucho más que su tupida melena , liberando ocultos secretos camuflados entre mechones en una lluvia de mil caóticos recuerdos archivados meticulosamente como un panal de abeja.
Su bruna y tupida tela de araña se desprendió como las cortinas del salón.
Tomó la decisión definitiva en un museo. Visitando la exposición temporal en el Carmen Tyssen de Málaga, dedicada a las mujeres fatales en el arte moderno un Sabat de primavera, entre Purim y Pascua. “Del eterno femenino a la nueva mujer 1880 - 1950” rezaba el eslogan publicitario.
Y mientras contemplaba cuadros de las divas de Julio Romero de Torres, Picasso, Dalí, Anglada-Camarasa , Zuloaga, Klint o Modigliani se sintió tu musa. A la vez mujer cautivadora y perversa, pecado y cordero. Referente de emancipación y libertad. Poseedora de una atracción mágica y fatal hacia ti, su víctima masculina y de sí misma.
Mujeres empoderadas, libres, desinhibidas, avanzadas a su tiempo, bandera de la Belle Epoque. Antagonistas del modelo de feminidad burguesa y recatada , encorsetadas física y metafóricamente. Charme y glamour.
De nuevo se sintió tu imán. Entre la anarquía y el caos, el miedo al rechazo o a la soledad.
Amélie Bouchon quiso desprenderse de su pasado y de ti. Cortar amarras para recuperar la supuesta libertad que nunca tuvo. Sus ingenuas trenzas infantiles, perdieron brillo y atractivo hasta convertirse en nidos tóxicos e irreversibles de mentiras y silencio, de ramas secas donde sólo anidan los cuervos de brillante plumaje negro azabache. Su lastre. Tu rastro.
Su pelo, el vulnerable junco entre la bruma del pantano y también la palmera datilera en tu oasis. Vínculo frágil y paradójicamente complicidad consolidada.
Cabello de terciopelo que peinabas con los dedos de las manos como una tierna hoja de higuera y adornabas con flores silvestres después del amor furtivo en los prados estivales.
Fuiste la levadura de su vida. La amasaste con ternura y pasión , diste volumen a lo mejor de ella y la quisiste . Pero tu cobardía final la convirtió de nuevo en pan ácimo y aunque el amor ya no cotice en la bolsa emocional de tus sentimientos, no podrás evitar que ella te aprecie, te desee o te ame en silencio y que al mirarse en el espejo de cuerpo entero vestida de negro, afloren lágrimas al no verte detrás suyo con intención de abrazarla por la cintura y susurrarle al oído oliendo su floral y sensual perfume francés.
En un gesto higiénico y reparador, un símbolo de limpieza y un intento de recuperación de la pureza primitiva, Amélie Bouchon concluyó que el amor es un campo de minas y abrazó con fuerza al llegar a casa su ejemplar de “Quizás en otro lugar” de Amos Oz que contenía un punto de libro traidor en una página estratégica de la novela , un regalo tuyo envenenado :
“Si las cosas van bien, será señal de que el amor es mucho más fuerte que el odio.
Si las cosas van mal podremos rememorar esta tierna escena, extraer consuelo y ralentizar la mortífera penetración del veneno”
El nuevo peinado dejó a la vista su atractiva nuca, una zona erógena hasta ahora desconocida, a la expectativa de ser besada con pasión y fantasía, con nocturnidad y alevosía, en un escenario en blanco y negro, como en las buenas películas de los años cincuenta.
Y pensó de nuevo en ti.
En silencio y se sintió como los bulbos de tulipán, un souvenir para ti de su viaje a Amsterdam hace unos meses y que juntos, enterrasteis en un rincón soleado del jardín… quizá en otro lugar , en otra primavera, emergerán verdes tallos y hermosas y delicadas flores de colores , que cuando se sequen podrán reencarnarse como punto de libro.
Amélie Bouchon y tú. Apolo y Dafne. Fortaleza y orgullo de Masada. El amor es un campo de minas. A ella no le reprocho nada.
Durante cinco mil días Amélie Bouchon fue tu amante y tu amiga, tu motivación para afrontar la vida entre la oscuridad y el silencio. Tu femme fatale sin ser consciente de ello.
Cautiva y disponible. Tu amor furtivo.
No fotos, no regalos , no cartas, no llames. Ven ahora. Sin hoja de ruta. Pasión y presente . Arriesga y experimenta . Goza, dame placer. Besos salvajes y adictivos que necesita e inventa ahora que no estás a su lado, que el teléfono no suena y que la cama es grande y fría. Papá eres cobarde.
Amélie Bouchon se cortó el pelo, pero tus iris color azul turquesa, los ojos más hermosos que la miraron en vida fueron incapaces de percibirlo.